Me basta un ascensor para subir al piso cuarto o un ordenador para meter esa antigua contraseña una y otra vez. Silvia, ya no vives en un cuarto y tienes ordenador nuevo. Sin duda, algo me hace sospechar que no me gustan los cambios.
Lo mismo pasa con los aeropuertos, una vez más aquí estamos Gatwick y yo, compartiendo cafés navideños y algún que otro recuerdo. Sin prisas, tenemos un par de horas de retraso. Gatwick, tu tampoco cambias nunca por lo que veo.
Huele a Navidad (y también a queso) como cada Diciembre, y yo disfruto viendo a la gente ir y venir y todos nos iremos volando, o eso queremos. Intuyo que es hora de empezar a recordar y a escribir nuevos retos por cumplir. Quizás es tiempo de decir que nos queremos y que nos echamos de menos, que valoramos las pequeñas cosas porque somos un poquito más grandes.
Que ese villancico que se repite... no se acabe nunca, y cada mañana desenvolvamos el nuevo día sin necesidad que un hombre con barba pase por casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario